Como veíamos ayer en el artículo anterior, la mayor parte de expertos en Recursos Humanos se equivocan cuando afirman que cualquier persona en un equipo de trabajo puede rendir espectacularmente si se le da la formación y el apoyo necesario.


Creemos sinceramente que, toda persona puede cambiar si realmente lo desea, pero este cambio no se producirá si se le exige desde la propia empresa o, si realmente, no desea cambiar. Debemos centrarnos en la adecuada selección de personas basándonos en sus gustos y capacidades, mucho más que en su formación y experiencia. Hoy veremos las llaves 3 y 4.

LLAVE 3: CONCENTRARSE EN LAS FORTALEZAS

Como ya sabemos, la mayoría de la literatura de autoayuda se centra en pulir las debilidades de la persona, en lugar de concentrarse en sus fortalezas. Creemos que esto es un gran error. No se trata de cambiar, en mayor o menor grado a la persona, se trata de encontrar un puesto en nuestra organización en la que los talentos de esa persona puedan desarrollarse a pleno rendimiento.

Pongamos un ejemplo muy claro. Yo jamás serviría como comercial en un tipo de venta a domicilio. Da igual que me pusieran los mejores formadores del mundo en el tema o que tuviera el mejor producto del mercado. Podría hacerlo si no tuviera más remedio y, probablemente, llegaría a alcanzar algunos resultados satisfactorios. Pero jamás sería excepcional.

Es un drama saber que muchas personas, ni siquiera tienen claro cuáles son sus talentos porque jamás se han intentado autoconocer. Parece triste pero es así. De tal manera que, no es extraño que muchos profesionales llegados a los 40 o 50 acaben pensando: “¿qué es lo que he hecho con mi vida?”. Afortunadamente, muchos de ellos acaban desarrollando segundas carreras que sacan a relucir todo su potencial como profesionales.


Un directivo de empresa sencillamente no puede permitirse no conocer a sus trabajadores. Forma parte de su trabajo. De igual manera, lo más inteligente sería hacer el reparto de obligaciones en función de aquellos talentos que permitan alcanzar el resultado óptimo a su equipo. ¿Pero qué hacer con aquellos que demuestren no tener talento en sus actuales funciones? Lo más sensato sería intentar reubicarles funcionalmente para aumentar su rendimiento antes que despedirles. La mayoría de casos pueden solucionarse así.

LLAVE 4: ENCONTRAR LA CORCONDANCIA PERFECTA

Personalmente, esta es la parte que más me apasiona de mi trabajo. Quizá porque me gusta hacer algunos “experimentos” de vez en cuando y me encantan los desafios. La misión de este último paso es la de combinar los talentos de nuestros trabajadores para crear equipos de trabajo adecuados a los proyectos que debamos realizar.

Creo que, dentro de no demasiados años, las plantillas laborales serán muchísimo más flexibles que las actuales y no será infrecuente ir rotando de proyecto en proyecto, cambiando continuamente de compañeros y aprendiendo nuevas cosas todos los días. A mí personalmente, no me desagrada la idea, aunque entiendo que esa es mi opinión y no la de muchos otros.

Si se han dado cuenta, las llaves tienen un orden lógico: seleccionar, marcar objetivos, descubrir los talentos y fortalezas del equipo y saber combinarlos entre sí. Así de fácil y así de difícil. Como para la mayoría de asuntos en la gestión empresarial, no existen “recetas mágicas” aplicables a todos los casos. Es su misión como directivo seguir investigando y probando para conseguir resultados cada vez mejores. Misión para la que tiene a su disposición estos 4 principios tan sensatos.

Jorge Ignacio Mata Arribas – Gerente de JMA Asesores