¿Debo cambiar de asesor o consultor?
Se acerca el fin de año. Y, diciembre no es solo mes de navidades y celebraciones. También es tiempo de hacer un balance general de como va su organización. Y, si usted es una de las múltiples personas que subcontrata la administración de su negocio en un asesor o consultor, debería hacerse unas cuantas preguntas acerca del servicio que está usted recibiendo.

No me malinterprete. Estoy seguro de que su asesor es un verdadero profesional y está cumpliendo escrupulosamente con su trabajo. No obstante, ya sabemos que nuestro negocio es una de las cosas más importantes que puede tener en su vida. Por tanto, la correcta elección de un equipo asesor, es una apuesta que le acercará un poquito más al éxito empresarial.


Le aconsejo que responda a estas cuestiones con total sinceridad, no se preocupe, los resultados son para usted mismo y no tiene que compartirlos con nadie salvo que así lo deseé. Fundamentalmente, me preocupa bastante el hecho de que usted pueda estar en manos de alguien que no merece su confianza. Todavía existe gente de este tipo, se lo aseguro.

Pero, tampoco se precipite. Huya de todo aquel que intente “imponerle” su filosofía. Ni mucho menos es mi intención venderle que JMA Asesores es la solución a todos sus problemas. Eso sería demasiado pretencioso por mi parte. No obstante, sí que le invito a conocer nuestra oferta de valor por si pudiéramos aportarle algo más que lo que usted está recibiendo actualmente.

Siempre he creído que hay mercado suficiente para un asesor cualificado. Usted debe encontrar al asesor que mejor entienda su negocio y que, además, comparta su visión empresarial. Aunque parezca gracioso, siempre he pensado que la relación de un empresario y un asesor es, en cierto modo, como el amor. Se basa en la confianza y, una vez que se ha encontrado, no hay muchas razones para terminar la relación (salvo determinados casos).

¿Cómo encontrar a un asesor que nos entienda y comprenda? Fundamentalmente, buscando. Siempre he sido defensor de buscar, al menos, tres ofertas diferentes para un mismo servicio. Es una garantía de que usted está eligiendo, al menos, una de las mejores opciones a su disposición. Tenga presente que este método no se aplica solo a la elección de un asesor, sino, en general, al de cualquier proveedor. Aplíquelo.

Aquí tiene algunas cuestiones básicas que le ayudarán a averiguar el rendimiento auténtico de su servicio de asesoría actual:

¿Cree sinceramente que el dinero que paga a su asesor, es dinero INVERTIDO (recibe más valor que lo pagado) o dinero GASTADO (recibe menos valor que lo pagado o no recibe ningún tipo de valor)?


Las tarifas de servicio, ¿son claras y transparentes o resulta que siempre hay alguna “factura sorpresa” que no esperaba? Las condiciones del servicio, ¿han sido pactadas por escrito?, ¿han sido escrupulosamente cumplidas o solo han sido vagas promesas?

¿Considera que su asesor le escucha siempre con toda su atención, investiga su caso y después le aconseja o, más bien, intenta “venderle” una solución “prefabricada” desde el principio con la que no se siente, en absoluto, identificado?

Ante cualquier dificultad, ¿su asesor es de los que siempre encuentran una excusa para justificarse o de los que asumen incondicionalmente su responsabilidad (aunque sea de tipo económico)?

¿Piensa que la mente de su asesor suele ir un paso por delante que la suya respecto a las necesidades futuras de su negocio o, por el contrario, siente que solo se pone a pensar cuando aparecen los problemas?

¿Su asesor posee una visión completa, generalista y holística de la empresa o, tiene la impresión de que siempre potencia más un aspecto concreto del negocio en detrimento de todos los demás? ¿Aplica estos conocimientos directamente en su empresa o le obliga a contratar a otros profesionales cuando se necesitan?

¿Qué valor le da su asesor a la formación? ¿Sigue reciclando sus conocimientos y manteniéndose siempre actualizado o es de los que opinan que “en la carrera ya estudié bastante”?

¿Siente que su asesor le trata como un “cliente especial” o, piensa que tan sólo es un número más en su lista de clientes?

¿Duerme tranquilo, sabiendo que su asesor está a su entera disposición ante cualquier problema o parece que es usted quién tiene que ir detrás de él continuamente? ¿Tarda más de uno o dos días en devolver las comunicaciones?

Si, por cualquier motivo, usted tuviera que ausentarse por un tiempo de la dirección del negocio, ¿confiaría en su asesor para que le sustituyera? ¿Cree que la empresa funcionaría mejor o peor que estando usted al mando?

Ahora, está en mejor disposición que nadie para valorar si la relación actual que mantiene con su asesor es la que a usted le gustaría o, por el contrario, no se están cumpliendo con las más escrupulosas normas éticas que deberían disfrutar todas las empresas, incluida por supuesto, la suya.

Insisto: no se precipite a la hora de cambiar de asesor, pero tampoco debería consentir el recibir un servicio que no cumpla estos 10 puntos básicos. Eso sería inaceptable. Le invitamos a conocer nuestro Código Ético y nuestra oferta de valor añadido. Estamos seguros de que puede ser de su interés. En cualquier caso, siempre será un placer atenderle y ayudarle a conseguir una óptima gestión de su negocio.