No sea pesimista. Por supuesto que sí. Los seres humanos tendemos a ponernos nerviosos ante las dificultades que amenazan nuestro estilo de vida. En eso, no hemos evolucionado tanto desde nuestros antepasados más primitivos.
Personalmente creo que las crisis sirven para poner fuera de la circulación paradigmas ya obsoletos y, para hacernos pensar nuevas formas de hacer las cosas. Visto desde esa perspectiva encontramos que la crisis no es más que un aviso de la vida para llevarnos por un camino mejor.
Lo novedoso tiende a asustarnos más que a entusiasmarnos, cualquier estudio sociológico puede demostrarlo. Las personas tenemos un círculo de comodidad del que resulta muy difícil sacarnos, solo tendemos a hacerlo cuando otras personas lo hacen primero o nos lo recomiendan.
Teniendo en cuenta este dato, resulta lógico ver que las crisis duren varios años, el tiempo necesario para que reflexionemos, aportemos nuevas soluciones y las experimentemos. Lo que está claro es que querer volver al pasado no es una solución aceptable.
Esto es perfectamente aplicable en todos los campos de la vida, pero muy especialmente en la empresa, tenga en cuenta que un negocio, es algo que se relaciona muy íntimamente con las personas. Negar el aspecto humanista de los negocios es negar su esencia misma.
Los tremendos cambios que se están produciendo en nuestras vidas gracias a las innovaciones tecnológicas hacen que la formación de las personas cobre una importancia máxima en la creación de los nuevos paradigmas empresariales que todavía están por venir. Y la empresa no puede ni debe ser ajena a estos cambios.
No se puede exigir a esta generación que actúe como la anterior, porque el salto generacional ha sido muy grande. Los jóvenes de hoy en día, están desorientados, porque los que tuvieron que enseñarles no pudieron anticipar este cambio. Pero, lejos de sentirnos desgraciados por la época de desorientación que estamos viviendo, deberíamos sentirnos felices por el gran abanico de oportunidades que se presentan ante nosotros.
Por ello, la mejor receta es ser creativo y diferente en nuestros planteamientos. Esta época es la mejor para hacer “experimentos”, no debe tener miedo a equivocarse, el error no tiene por qué ser fatal si hemos hecho los deberes anteriormente. Además, el clima de comprensión general le ayudará a que su error no sea tan traumático.
Hoy, más que nunca, podemos aportar nuestra contribución al desarrollo de la humanidad. Si se me permite la expresión, tenemos la oportunidad única de combinar las mejores cualidades de lo antiguo con las mejores cualidades de lo nuevo. Vivimos pues, sin duda, en una época fascinante.
Jorge Ignacio Mata Arribas – Gerente de JMA Asesores – www.jma-asesores.com
Tienes total libertad para republicar este artículo en los medios de difusión que desees, Las apropiaciones indebidas serán notificadas y perseguidas conforme dicta la legislación vigente en materia de propiedad intelectual.
Hola machote,
Está bien lo de tener una visión optimista como tú, no dudo de que habrá oportunidades para gente emprendedora y con visión, pero en el nuevo paradigma no caben todos, no habrá oportunidades para todos y habrá que articular mecanismos de protección si los sistemas sociales y políticos no quieren tener inestabilidad social. Ya se está viendo como surgen movimientos por todo el mundo debidos al descontento.
Este sistema basado en el consumo no es sostenible, no es justo, no produce felicidad. Hay que adaptarse a un mundo que va a menos, con menos «cosas». Como digo, el descontento social va a ser bestial y puede pasar cualquier cosa. ME temo que la clase política no está a la altura, ni en España ni en el mundo en general.
Y esto es lo más serio que me puedo poner.
Un abrazo, consultor entusiasta
Ay Caramba
La visión optimista es lo primero que debemos tener si queremos salir de la crisis. De acuerdo en que ni el entorno ni el sistema en el que vivimos funcionan como deberían funcionar. Pero la visión optimista y el ánimo por cambiar las cosas son, precisamente, lo que hace surgir estos movimientos de protesta.
Ante esta situación, todos podemos hacer dos cosas: quedarnos quietos esperando «tiempos mejores» o intentar mejorar en la medida de nuestras posibilidades las cosas (a veces, invirtiendo en nuestra formación, pues nuestro más valioso activo es el cerebro que hace que, entre otras cosas, no caigamos en las trampas de políticos y otros colectivos interesados en que sigamos siendo un rebaño de «borreguitos» obedientes).
Y pienso que, esto es igualmente aplicable se tenga o no un negocio. Las herramientas y el aprendizaje se tendrán que hacer sobre cosas y paradigmas diferentes, pero los objetivos son similares.
Saludos cordiales,