Casi todos alardeamos de ofrecer grandes dosis de valor añadido a nuestros clientes pero… ¿realmente es así en todos los casos? Personalmente, lo dudo mucho. Porque es muy fácil hablar sobre él o ponerlo como reclamo dentro de nuestra web corporativa. Pero crear valor añadido implica mucho más.
¿Qué es exactamente el valor añadido? Yo lo entiendo como el compromiso sincero y continuo de ofrecer al cliente un mejor servicio por el dinero que entrega en cualquier transacción económica que, a largo plazo se convierte en una filosofía de negocio que impulsa a una organización a mejorar continuamente sus productos y sus servicios.
Definición con aspiraciones muy nobles y con la que la mayoría podemos estar de acuerdo, sin embargo, en la práctica son todavía pocas las empresas que la utilizan. Mucho menos en España, donde la calidad de servicio en muchos sectores todavía deja bastante que desear.
Y es que para ello se necesitan verdaderos emprendedores y no «amantes del pelotazo» rápido y fácil. Por desgracia, nuestro país es un verdadero experto a nivel internacional en fabricar éxitos económicos efímeros e insostenibles (sólo hay que ver cómo están ciertas partes del litoral para darse cuenta de ello).
En estos momentos, ya estamos pagando (y con intereses acumulados) los errores del pasado. Pero lo que me deja estupefacto es que muchos todavía sigan pensando en mantener o recrear modelos económicos que han fracasado estrepitosamente. Hace falta reinventarse si es que se quiere volver en algún momento no demasiado lejano a la senda del crecimiento.
Cada uno tendrá que asumir su parte en esta situación. Y una de las principales tareas que tienen por delante las empresas es el de crear valor añadido a sus propuestas si pretenden no ya liderar el mercado, sino simplemente sobrevivir. Hay demasiada línea de negocio improductiva e inflada en este país debido a la «alegría» conque se financiaron determinados proyectos.
Pero ¡cuidado! sólo con austeridad no se saldrá de esta crisis. Hace falta invertir con prudencia en sectores emergentes y proyectos que impliquen innovación y desarrollo. En un mundo donde la mayoría de organizaciones del sector público tienden a equivocarse en sus medidas, podemos únicamente quejarnos o intentar hacer algo por nosotros mismos. Y sobre todo, invertir en algo donde jamás perderemos: nuestro cerebro y nuestra preparación profesional.
Jorge Ignacio Mata Arribas – Gerente de JMA Asesores
Ya no sirven las formas tradicionales, el mundo está muy cambiado, y es más, sigue cambiando y evolucionando cada día. Nuestro valor añadido es el que nos permite la adaptación a este mundo cambiante. Sin él no podremos seguirle el ritmo.
Y para conseguirlo necesitamos todos nuestros esfuerzos, además de mucha imaginación y creatividad. Como bien dices no sirve de nada continuar por la misma senda.
Buen post.
Juanjo.El mercado de la incertidumbre
Muchas gracias por tu comentario Juanjo.
Completamente de acuerdo contigo. Las formas tradicionales ya están dejando de funcionar y aquellas empresas que no se vayan adaptando a la nueva realidad entrarán en decadencia para acabar desapareciendo.
Esperamos seguir contando con sus opiniones. Saludos cordiales,
No te falta razón en lo que dices. Al leer tus palabras me vienen a la mente varios téminos en una situación similar, desde el «ecológico» de los años 80 hasta el «innovador» de hoy día, podemos encontrar infinidad de términos que no paran de sonar en las bocas de politicos y empresarios pero que en solo contadas ocasiones terascienden los límites de los departamentos de marketing. Si se hiciese más y se hablase menos, otro gallo nos cantaría.
Muchas gracias Luis Ángel por tu comentario.
Y sí. Realmente, el mundo empresarial se mueve por «modas» o tendencias como las ya mencionadas y algunas otras similares. De alguna forma, aquellos que no comprenden la verdadera complejidad de los negocios tienden a comportarse como «veletas» que cambian de parecer según el viento que sople en cada momento. Son como «cantos de sirena» que intentan seducirnos para que adoptemos la «moda del momento» sin ponernos a pensar si es aplicable (o no) a nuestra filosofía y a nuestro sector. Aunque, en general, es bueno mantener una mentalidad abierta a las nuevas tendencias, en muchas ocasiones, esta actitud esconde una inseguridad general en la aplicación de la estrategia unida a un afán excesivo por la que yo llamo «cultura del pelotazo». Habría que centrarse menos en los resultados y más en la disciplina que requiere el método para conseguirlos.
Saludos,
Un tema bastante interesante! El valor agregado de cualquier servicio lo damos nosotros. La falta de buena actitud nos hace enfocarnos unicamente en los resultados sin darnos cuenta que depende de nuestra actitud, compromiso, entrega con la que dirigiremos el proceso operativo para que el cliente quede satisfecho.