La ética empresarial ha ido cobrando una especial importancia en los últimos años. Lejos quedan los tiempos en los que se idolatraba a los “tiburones” exitosos tipo Enron o Worldcom. Ahora parece que todos hemos hecho penitencia y somos perfectos, ¿verdad?
Lo cierto es que, por desgracia, esto no es así y todavía quedan muchos profesionales y empresas que, carecen absolutamente de ética en los negocios. Algo que se agudiza con la crisis económica que, al igual que la guerra, puede sacar lo mejor y lo peor de las personas a la luz.
Los nacidos en mi generación sabemos algo sobre empresas patéticas. Muchos las hemos sufrido en nuestros primeros trabajos con jefes que, además de no enseñar prácticamente nada sobre la actividad profesional (como anécdota pondré mis propias prácticas en las que no aprendí otra cosa que a hacer fotocopias durante 6 meses) se creían en la obligación de darte consejos sobre ética mientras por debajo hacían todo lo posible por defraudar en beneficio propio.
Está muy bien decir que la situación económica no es buena, pero no debemos olvidar que buena parte de dicha situación viene provocada por las personas (en este caso, también empresas) que, sumando todos nuestros actos obtenemos el total que permite conformar dicha situación. Así que si esta situación la estamos viviendo habrá sido por algo, ¿no le parece?
Porque no nos engañemos. Esta crisis no tiene tanto de económica como de ética. Es la falta de confianza en el sistema la que está provocando tanto revuelo. Clientes que no confían en sus proveedores como antaño (y viceversa), bancos que no confían en sus clientes para dar préstamos (ni siquiera entre ellos mismos) o ciudadanos que no confían en sus políticos. Resumiendo, personas que no confían en otras personas. Esta es la esencia de la crisis.
Hace ya tiempo que se intenta poner cierto interés en promover la ética en los negocios, hasta tal punto que, incluso algunas escuelas de negocios ya la incluyen como asignatura obligatoria en sus planes de estudio. Sin desmerecer en absoluto tan elevada intención, creo que se trata más de enseñar a hacer negocios con ética que enseñar ética de los negocios.
No se engañe. Todos sufrimos de una manera u otra a las empresas poco éticas. Administraciones públicas, empresas y personas ven perjudicados sus intereses debido a unos pocos empresarios patéticos. La ética empresarial todavía tiene un largo camino que recorrer antes de llegar al ideal, y usted, ¿trabaja en una empresa ética?
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La ética empresarial es controvertida por naturaleza. Parece que cuanto más alto se llega más difícil se le antoja a los peces gordos seguir una ética respetable. Y es que las economías de escala son un plato muy suculento…
Por otro lado parece que es culpa nuestra, y en cierto modo, al menos desde mi punto de vista, quien lo diga tiene razón. Pero no en nuestro papel de consumidores como nos hacen creer, sino el de trabajadores.
Hemos estado trabajando en empresas esas empresas que han contribuido a provocar este desastre.
Algo hemos aprendido. Mi lección aprendida: «Jamás trabajaré en un empresa sin código de Honor»
P.D: ¡Enhorabuena por la entrada José Ignacio!
Gracias Julián por su comentario y por dejarnos conocer su opinión.
Es cierto, uno ya está harto de ver a personas poco éticas en todos los ámbitos de la vida (peces gordos y no tan gordos también). Desde luego, tener cierto «código de honor» te convierte en un bicho raro en ciertos ámbitos. Al igual que usted, creo que esa rareza es recomendable.
Pienso que todos deberíamos trabajar de manera ética, no hay nada como acostarse cada noche con la conciencia limpia por saber que cumples con tu trabajo lo mejor posible y, sobre todo, sin ningún ánimo de pisar a nadie.
Un saludo y esperamos verle de nuevo por aquí.