No es habitual encontrarse a jóvenes de 15 años que tengan medianamente claro su futuro. Mucho menos cuando ese futuro pasa por ser emprendedor y crear algunos proyectos que sirvan para revitalizar el tejido empresarial español. Y encima se atreven a escribir libros. ¿Demasiadas cosas para ser real? Parecería que sí, pero les aseguro que conozco, al menos a una persona que cumple estos requisitos.
Jóvenes como Jaime Bravo son los que me hacen recuperar parte del optimismo en el futuro de este país. Futuro que, como bien se encargan de recordarnos día a día los medios de comunicación, no está demasiado claro para nadie. Y del que es muy fácil quejarse, echando la culpa de toda esta situación a los políticos, al sistema o a la competencia desleal, por ejemplo.
Cierto es que muy pocos de nosotros tenemos o tuvimos que ver en la creación de la crisis que nos ha venido encima. Y, aunque la hubiéramos visto venir, a muchos nos habrían llamado locos prácticamente en el acto. Así que creo que vale ya de quejarse porque haríamos mejor uso de nuestras energías trabajando para sacar adelante este país y mejorar las cosas para nosotros y las personas de nuestro entorno.
Les recomiendo la lectura de este libro, ya que en ella encontrarán grandes dosis de sentido común en un formato muy ameno y que nos demuestra que, pese a la que está cayendo, somos nosotros los que, en última instancia, decidimos seguir luchando o rendirnos ante las circunstancias.
Como ya dije arriba, siento bastante optimismo si, en estos momentos, un muchacho de 15 años tiene medianamente claro lo que está sucediendo y, a pesar de ello, sigue queriendo intentarlo. Muchos serán los que digan que es idealismo de juventud, inocencia o inexperiencia. Recuerdo que no hace tanto también lo decían de mí. Y ya ven. Así que, Jaime, mi más sincera enhorabuena por tu libro «¿Y por qué no…? y mantén esa pasión le pese a quién le pese.