El aseguramiento empresarial es probablemente, uno de los grandes olvidados en muchas empresas. Quizá sea porque no prestamos atención a los riesgos improbables o, quizás a que muchas compañías aseguradoras solo se acuerdan de nosotros a la hora de pasar el recibo de la renovación de nuestro seguro, pero el caso es que así sucede.
Y, créame, aunque esto sea así en muchos casos, los beneficios de tener un buen seguro superan con creces a los costes. Son muchos los empresarios que, despreocupados, han decidido prescindir de esta clase de servicios y que luego han tenido sorpresas muy desagradables.
Robos, vandalismo, accidentes… son solo algunas de las situaciones en las que todo comercio físico puede verse implicado. Pero, incluso aunque usted no disponga de un local para su actividad, puede caer enfermo, sufrir un accidente personal o cualquier otro tipo de desgracia personal ante la que es mejor estar preparado.
Existe también la otra cara del problema. ¿Quién no conoce a alguien que esta pagando por un seguro que, realmente no necesitaba? Uno de los grandes fallos de muchas aseguradoras es el de no personalizar del todo los paquetes de riesgos para sus clientes. Quizá sea porque, en muchos casos, las personas “se fían” de ese agente de supuesta confianza o tienen a un amigo que les hace la gestión (interesada en la mayoría de los casos).
Creo que ese es un grave error. No todas las compañías sirven para todo. Y que una compañía sea especialista en un tipo de seguro muy concreto, no quiere decir que necesariamente lo sea para todos los demás. Es en este punto cuando me gusta defender la labor de profesionales como los corredores de seguros.
Es, además, bastante triste la fórmula de selección de muchas aseguradoras para su equipo de comerciales, por no hablar de la escasez de material de marketing (incluso de trabajo) y de formación útil que se les brinda. Muchos acaban, literalmente “vendiendo” productos que no necesitan a conocidos y familiares por llegar a los resultados que les marcan para poder cobrar un sueldo digno.
Sin desmerecer en absoluto la labor de otros profesionales, creo que el corredor puede (a priori) garantizar una mayor independencia de criterio a la hora de seleccionar un seguro para una persona, ya que no depende en exclusiva de una compañía para sacar adelante su negocio.
Por ello, creo que debería estudiar muy detenidamente sus necesidades de aseguramiento antes de decidirse por una compañía determinada. Y no olvide nuestra fórmula de selección para cualquier tipo de profesional incluyendo los de aseguramiento empresarial: vaya a conocer personalmente y pida presupuesto a tres proveedores diferentes. Con toda seguridad, saldrá ganando.
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