Hablar por teléfono es algo cotidiano, y para muchas personas incluso natural. No obstante, que el teléfono sea un medio habitual en nuestra vida no nos convierte necesariamente en expertos de su uso en un entorno profesional. Cuando el teléfono deja de ser un medio de hablar con conocidos para convertirse en una actividad comercial, los retos se multiplican.
En muchas empresas el uso del teléfono es, sencillamente, esencial. Ineludible. Hablar con clientes, proveedores, visitas comerciales… En definitiva, sin teléfono no hay proceso completo de venta. Es un puente necesario para la captación, el seguimiento y la promoción de nuestra empresa.
Antes hablábamos de los retos de la comunicación telefónica. Entre todos estos retos destaca una limitación: no podemos “ver” ni ser “vistos” por nuestro interlocutor, de modo que nuestro lenguaje no verbal, es decir, nuestros gestos y ademanes, no tienen ningún efecto positivo en la comunicación. Además, es muy fácil para el cliente que decide acabar la conversación colgar el teléfono y dejarnos “con la palabra en la boca”.
Por si esto fuese poco, al teléfono solo contamos con la voz. Esto es ventajoso para quienes poseen por naturaleza una voz clara y agradable, algo que no sucede en todos los casos. Muchos tenemos una voz demasiado aguda o grave, áspera, gangosa, entrecortada o dificultades respiratorias que nos hacen difícil esta tarea. ¿Significa esto que quien no disponga de un buen sistema fónico debe claudicar? En absoluto. Hay muchas formas para conseguir una mejor dicción.
Hablar de telemarketing envuelve desarrollar una comunicación sincera y natural, que inspire confianza, cuidando con más esmero que nunca qué decimos, y, sobre todo, cómo lo decimos.
Envuelve demostrar interés y tener una actitud mental adecuada, fundamentada en el convencimiento de que podemos brindar una inestimable ayuda a nuestro interlocutor, aunque no lo veamos. Esto demuestra dedicación y voluntad personal de personalizar nuestro servicio.
El método R.A.P.I.D.O es una metodología de trabajo dentro del telemarketing que fomenta la mejora del factor humano que imprimimos a nuestras comunicaciones telefónicas.
Personas con voces desagradables, logran mejorar mucho sus resultados mediante la aplicación de este método que se basa en:
R (Respeto):
Mostrar respeto de forma sincera y adecuada a nuestros contactos es condición indispensable para lograr establecer su predisposición a escucharnos.
A (Ayuda):
Como representantes de nuestra empresa en esos momentos, nuestro objetivo debe ser siempre “ayudar” de alguna manera a la persona con la que nos estamos comunicando o, al menos, dejar muestras claras de nuestro deseo de colaborar para que logre conseguir sus objetivos.
P (Paciencia):
En ocasiones, el estrés y las responsabilidades diarias hacen que perdamos la paciencia. El contacto no tiene por qué pagar los platos rotos de nuestra mala actitud. Vamos a tratarle como se merece.
I (Interés):
Es de vital importancia que el contacto sienta que mostramos interés por lo que tenga que decirnos. De este modo, la comunicación puede tener lugar en un entorno perfecto, en lugar de generar “ruido” y pocos resultados.
D (Decisión):
Debemos mostrar iniciativa y poder de decisión al cliente. Ofrecer soluciones al cliente para sus problemas, incluso aunque no seamos nosotros los responsables, comprometiéndonos a hacer todo lo posible por ayudarle es una buena muestra de saber tomar decisiones.
O (Objetivo):
En cualquier llamada, sea del tipo que sea, debemos tener un objetivo claro en la mente. Por tanto, no debemos olvidar jamás qué es lo que queremos conseguir con esa llamada y orientar la conversación en el ámbito que queremos.