Todos sabemos que la crisis ha disparado los índices de morosidad a niveles alarmantes. Y estoy seguro de que, también, conoce algún caso de empresas que han tenido que cerrar porque sus clientes no pagaron sus deudas.
¿Cómo evitar la morosidad? Como la mayor parte de los problemas en el mundo empresarial, la precaución es una virtud. El principio básico es que podemos controlar los efectos de la morosidad en nuestro negocio con algunas herramientas de gestión. Veamos algunos consejos:
No forzar las ventas: Hay empresas que quieren vender sus productos “a cualquier precio”. Por ello, sus políticas de crédito son muy débiles y existen grandes probabilidades de que suceda una catástrofe de morosidad. Por ello, debe diseñarse una política comercial prudente y equilibrada.
No fiarse de las apariencias: Dicen que “el hábito no hace al monje”. Y aciertan. Por muy buena pinta que tenga una operación, siempre debe investigarse para averiguar si realmente es rentable para la empresa.
¡Cuidado con las empresas recién constituidas!: Las empresas recién creadas son muy volubles y, por tanto, deben tratarse con mayor cuidado que las empresas con un historial y referencias contrastadas.
Obtener informes sobre el cliente: Existen muchas páginas que ofrecen ficheros de morosidad, informes comerciales y otras variables sobre gran cantidad de empresas. Personalmente yo suelo usar E-Informa, me parece la más completa, pero también puede acudir al Registro Mercantil y ver las cuentas de su cliente.
Quizá piense que es “tirar el dinero” pero pensándolo más fríamente, es mejor invertir este dinero que tener que acudir a la vía judicial, con los trastornos en dinero y tiempo que esto le producirá.
Otorgar a cada cliente un límite de riesgo: Tenemos que tener muy en cuenta, el límite de riesgo que queremos correr con cada cliente, en función de la rentabilidad que aporte a nuestro negocio. Por supuesto que, no es lo mismo un cliente “de toda la vida” que un cliente en su primera adquisición.
Hacer firmar al cliente el correspondiente contrato: Muchas empresas hacen sus contratos “de palabra” por lo que luego se enfrentan a la responsabilidad de probar que realmente existieron esas transacciones económicas. Juegue a lo seguro. Un contrato bien redactado, aporta seguridad a las partes implicadas.
Contar con toda la documentación comercial en regla: Disponer de los tres documentos fundamentales en las transacciones empresariales, pedido, albarán y factura nos asegura que no exista ningún problema a la hora de exigir responsabilidades a nuestros clientes.
Gestión de cobros proactiva: Tener a una persona o departamento encargada de la gestión de problemas de cobro dentro de la empresa, constituye una buena forma de solucionar problemas inesperados.
Control administrativo: Llevar un control exhaustivo sobre los vencimientos de las deudas a cobrar es una garantía de éxito para conseguir mantener el control de nuestras finanzas
Contratar un seguro de crédito: Para operaciones muy grandes y con cierto riesgo comercial, le recomiendo contratar una póliza de seguro de crédito. Le ayudará a estar más tranquilo.
Por último, recuerde que la mejor herramienta para prevenir estas situaciones es el sentido común y la experiencia. Tenga muy claro el límite de riesgo aconsejable para sus operaciones comerciales y aplíquelo sin excepciones.
Muy buen aporte. Sin embargo, a veces, después de asegurar punto por punto, te quedas sin cobrar. Recibe un cordial saludo.
Muchas gracias Nacho por su comentario.
Es totalmente cierto que, siempre pueden ocurrir hechos que provoquen el impago de las cuentas a cobrar. Para ello, una buena política financiera es tener una partida de «imprevistos» dentro de nuestras previsiones de tesorería. Así nos aseguraremos que el impacto de los impagos sea lo menos dañino posible. No obstante, si se siguen estos puntos, la probabilidad de impago baja bastante.
Nuestras felicitaciones por su blog, nos ha gustado mucho y seguiremos sus actualizaciones con gran interés. Esperamos seguir viéndole por aquí. Saludos cordiales,