Los ingleses son famosos por su habilidad para recordar el pasado y glorificar sus victorias pasadas, sin embargo, hay una habilidad que particularmente admiro aún más de ellos: logran que sus derrotas se conviertan en hechos heroicos que perduran en la memoria colectiva de la Humanidad para siempre.
Sirva como ejemplo, un hecho histórico como “la Carga de la Brigada Ligera” que realmente no fue más que un ataque temerario y precipitado contra un ejército bien posicionado para la defensa. Aunque los ingleses acabaron ganando la batalla, se recuerda más a los héroes muertos de la Brigada Ligera que a los supervivientes vencedores de la batalla de Balaclava.
Los emprendedores deberíamos ser capaces de actuar como los ingleses y, lejos de avergonzarnos de nuestras derrotas y fracasos (que no son sino una advertencia de la vida que nos indica que nos estamos desviando del camino), deberíamos hacer que parecieran aún más gloriosas que nuestros éxitos y victorias.
¿Pensáis que es imposible? Yo no lo creo. Quizá sea por habilidad o simplemente por buena suerte, pero mi camino emprendedor ha convertido, a veces sin buscarlo conscientemente, algunas derrotas a corto plazo en victorias a largo plazo. ¿Cómo?
Al comienzo de mi andadura emprendedora, yo estaba deseoso de formar parte de cuanto proyecto empresarial mínimamente interesante se cruzara por mi camino. Tales eran mi ambición y mis ganas de emprender que acepté puestos de responsabilidad en varios proyectos. El principal proyecto que abordé en esta etapa fue una comunidad online dedicado al mundo de la noche y el ocio nocturno en Zaragoza. Puesto sobre el papel, era perfecto, yo no tendría más que administrar financieramente el proyecto, pues tenía un socio que se encargaría del aspecto comercial y otro del aspecto informático.
¿Qué salió mal? En primer lugar, la apatía y falta de acción del supuesto socio comercial, hizo que nuestro compañero informático soportará una carga de trabajo excesiva en un ámbito de trabajo (diseño web) para el que no estaba suficientemente cualificado (su especialidad es la reparación de equipos informáticos en lo que es un verdadero experto).
Ante la pasividad de nuestro primer socio y el creciente nivel de estrés de la otra persona, decidí que tenía que encargarme de aspectos que desconocía, en especial la edición de textos para la página web, la administración de un completo sistema de social media management y la creación de una base de datos sobre los usuarios que se registraban en nuestra web.
¿Qué acabo pasando? A pesar de alcanzar unas cifras de crecimiento muy prometedoras, y de tener contactos, nuestro comercial “desertó” del proyecto abandonándonos dentro de un sector duro y en el que apenas éramos unos novatos. El lector convendrá conmigo en que no es el resultado más agradable de conseguir después de 4-5 meses de duro trabajo. No obstante, ¿creen que fue un fracaso absoluto?
Mi humilde opinión es que no, a pesar de no dedicar prácticamente nada de tiempo a su actualización, hemos creado una estructura en la que conocemos a varios contactos lo suficientemente interesantes como para establecer colaboraciones con ellos (y también para conseguirnos entradas gratis a determinados locales de marcha, cosa que, modestamente, no está mal).
Por otra parte, también nos hemos creado una buena reputación dentro del sector, algunas veces cuando me doy una vuelta por las redes sociales, me encuentro con mensajes de algunas de estas personas muy agradables en los que te saludan, se interesan por tus actividades y te mandan recuerdos. Simplemente por tener esa satisfacción ya mereció la pena el esfuerzo. Eso por no mencionar que hice un curso acelerado y prácticamente gratuito en técnicas de Social Media Management, Negociación y Marketing que, a día de hoy, me resulta de incalculable valor dentro de mi política comercial.
Y por último, pero no menos importante, he conseguido algunos tratos y colaboraciones realmente interesantes gracias a mi poder de difusión para mejorar la rentabilidad de negocios colaboradores y también de clientes. Este es el punto exacto en el que la derrota se convierte en victoria y todos los esfuerzos de un emprendedor se ven recompensados con creces.
Siempre dije que el camino del emprendedor está lleno de obstáculos, de inseguridades y de algunas decepciones, pero solo el que persevera acaba alcanzando sus sueños y objetivos. Verdaderamente, creo que, en la mayoría de las ocasiones, el fracaso es el último paso que debemos dar antes de alcanzar el éxito que todos buscamos.
Jorge Ignacio Mata Arribas – Gerente de JMA Asesores – www.jma-asesores.com
Tienes total libertad para republicar este artículo en los medios que desees, Las apropiaciones indebidas serán notificadas y perseguidas conforme dicta la legislación vigente en materia de propiedad intelectual.