El término “business angel” se ha generalizado en los últimos años para designar a inversores que ayudan a emprendedores a poner en marcha su proyecto. En este blog, desde sus orígenes, hemos dado algunas indicaciones y recetas a aquellos emprendedores que quisieran mejorar la imagen de su proyecto.
Es hora, por tanto, de ofrecer también algunas indicaciones al colectivo de “business angels” que, si bien suelen ser gente muy preparada y conocedora de los negocios, en ocasiones, también corren peligro de “enamorarse” peligrosamente de proyectos con una imagen muy atractiva, pero cifras fundamentales dudosas.
Recomiendo a los “business angels” conocer y estudiar la teoría del análisis fundamental y sus aplicaciones a la ciencia inversora. En especial, el sentido común y el método contrastado que ofrecen los precursores de esta ciencia como Benjamin Graham, David Dodd y su alumno más aventajado, Warren Buffet.
Cualquiera de estos caballeros consiguió fortuna mediante la inversión afortunada en acciones de empresas sólidas y con un buen futuro empresarial por delante. Algunos como Graham y Dodd vivieron en sus carnes la gran depresión del año 29, aumentando sus, ya de por sí considerables, conocimientos con el estudio desapasionado y metódico de las causas de dicha crisis.
Libros como “El Inversor Inteligente” o “Security Analysis” deberían ser de obligado estudio para personas del mundo de los negocios. Nadie ha resumido tan bien las razones de ello como Warren Buffet cuando dijo: “soy mejor hombre de negocios porque soy inversor, y soy mejor inversor porque soy hombre de negocios”.
Pero… ¿en qué consiste exactamente la teoría del análisis fundamental? Básicamente, y a muy grandes rasgos, en que los resultados de la empresa en el pasado nos muestran una imagen muy aproximada del futuro rendimiento de la misma empresa.
Esta metodología, que nació para usarse en el mercado de valores, ha quedado algo obsoleta, debido a la aparición de otras metodologías más específicas y completas como el análisis técnico. No obstante, los valores fundamentales siguen siendo parte importante de las previsiones de los inversores, incluso en Bolsa.
La mayoría de los proyectos en los que puede intervenir un “business angel” tienen muy lejos de sus pretensiones el llegar alguna vez a cotizar en Bolsa, por lo cual, el factor especulativo que tienen en cuenta las actuales metodologías de inversión no tiene excesivo interés para la valoración de proyectos emprendedores.
Por el contrario, el valor que le damos a los “valores fundamentales” del proyecto (formación y experiencia del equipo promotor, rigurosidad de las investigaciones de mercado, osadía e innovación en el plan de marketing y, sobre todo, austeridad y viabilidad económica del proyecto) son los principales puntos de referencia en los que nos fijamos a la hora de determinar el atractivo de una futura compañía.
Por tanto, podría decirse que, ya que incluso los “business angels” tienden a evitar proyectos problemáticos con pérdidas, la selección de proyectos empresariales para su financiación es, principalmente, un arte negativo. Se trata más de un proceso de exclusión y rechazo, más que de búsqueda y aceptación.
Una vez establecido un enfoque general al problema, podemos fijar los 4 principios fundamentales de tipo específico a la hora de la selección de proyectos individuales. Estos 4 principios son tratados en profundidad en la obra “Security Analysis” de Graham y Dodd, como forma de inversión inteligente en emisiones de deuda.
- La seguridad no se mide por el derecho específico u otros derechos contractuales, sino por la capacidad del emisor de cumplir con todas sus obligaciones.
- Esta capacidad de cumplimiento de obligaciones debe medirse bajo condiciones de crisis, más que de prosperidad.
- La seguridad deficiente no se puede compensar por una rentabilidad de la operación anormalmente alta
- La selección de proyectos ha de estar sujeta a normas de exclusión y a unos tests cuantitativos específicos correspondientes a los que aconseje nuestra experiencia y tolerancia de riesgo.
Los verdaderos inversores, al contrario de lo que vemos en películas o en la cultura popular, no son seres irracionales amantes del riesgo, sino personas disciplinadas que respetan el riesgo e intentan controlarlo mediante la aplicación de reglas generales o particulares en las que se sienten cómodos. Eso es lo que les diferencia de los apostadores y jugadores de casino.
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